Rejas perimetrales, tejas, adoquines, imágenes y documentos recuperados en los edificios de la ex ESMA se resignifican en la muestra “Uso y función. Objetualidades poético políticas de la ESMA”. Una exposición que toma lo testimonial y lo desborda. Hace foco en los objetos y sus huellas. La muestra se puede recorrer de forma virtual aquí 

Desde su inauguración el pasado 24 de marzo, cientos de personas, estudiantes, investigadores y profesionales de distintos campos académicos visitaron esta muestra que permite, desde el arte, reflexionar sobre diferentes conceptos que van desde el disciplinamiento del cuerpo, la arquitectura metabólica, hasta el lenguaje codificado del Grupo de Tareas de la ESMA, poniendo en juego lo patrimonial como una reminiscencia, un fragmento, una esquirla, que aporta nuevos sentidos.

En esta charla, la coordinadora de artes visuales de El Conti, Lorena Bossi repasa cómo surge la idea de realizar esta muestra y cómo fue el procesode recolección de documentos, archivos y objetos patrimoniales para el armado de la exposición. Y reflexiona sobre la necesidad de profundizar sobre la historia de los objetos y el aporte que brinda a los trabajos vinculados con la memoria y los derechos humanos.

¿Cómo surge la idea de realizar la muestra «Uso y Función»?

La muestra “Uso y función. Objetualidades poético políticas de la ESMA” empieza con la idea de trabajar con objetos que estaban en desuso, quizás arrumbados o fuera del circuito de lo que era la Escuela de Mecánica de la Armada y que pertenecían a diferentes etapas de la historia (previas al terrorismo de Estado, última dictadura cívico militar y en democracia). Esos objetos estaban en diferentes lugares del predio, muchos se encontraban en desuso y otros en guarda de conservación o ligados a algún testimonio, esos objetos fueron simplemente documentados y no están expuestos por una cuestión legal de la justicia. La idea surge también de la necesidad de contar la historia de manera diferente, a través de las objetualidades. Es a través de lo que un objeto nos puede decir de su paso por la historia, de si es un objeto patrimonial o no, de estar vinculado a algún modo o algún uso. Por eso “uso y función” en relación a esos objetos y de hacer hincapié en el uso y la función de esas materialidades. En esa línea, encontramos una teja que pertenece a los edificios del predio, que data de 1926 que fue construida en Francia. En ese momento se traía mucho mobiliario urbano, muchas esculturas, ornamentos de plazas y arquitecturas desde Francia. Entonces no era raro traer tejas desde ahí. El Campo de Les Milles fue un campo de concentración situado en el departamento de Bouches-du-Rhône (Francia), abierto en septiembre de 1939 en el edificio de una antigua fábrica de tejas. Entonces que esa teja forme parte de las tejas de todo este predio, de todos los edificios correspondientes a esa etapa nos habla de un recorrido que tienen los objetos en la historia y con su materialidad. Esos objetos están relacionados con una idea de cómo debía estar la escolaridad, cómo debía ser la disciplina militar, cómo debía formarse un país o cómo debía ser la Armada, etc. Hay muchos sentidos que se despliegan a través de un objeto.

¿Cómo fue el proceso de recolección de documentos, archivos y objetos patrimoniales para el armado de la exposición?

Parte de este recorrido tiene que ver con mi trabajo previo en el Ente Público con Daniel Schiavi. Lila Pastoriza y con Sabrina Osowski donde pudimos recorrer el predio, observar la historia y escuchar testimonios. Por ejemplo una de las imágenes del flyer de esta muestra es la garita de seguridad que se ve ni bien ingresás al predio, que actualmente tiene una enredadera que la cubre. Cuando llegué al predio en 2010 esa garita estaba totalmente tapada. Y esto ocurrió porque cuando los sobrevivientes entraron a la ex ESMA en 2007 decidieron poner una enredadera para taparla, para cubrirla completamente porque les parecía muy fuerte verla. Esta historia me la cuenta Daniel Schiavi y a través de eso se convierte en la imagen del flyer de esta muestra. Ahí se guarda también toda una otra poética de lo que es su función y lo que despiertan los objetos, lo que evocan en cada etapa, en cada proceso, en cada momento histórico y con cada grupo de la comunidad que se ve afectado o no en diálogo con ese objeto. Creo que desde ahí estamos todos interpelados y todos podemos hablar de un objeto. A veces se presenta la historia o se presenta el testimonio en primera persona de alguien que transitó un hecho y eso genera cierta lejanía con esa historia. Y un objeto es algo muy cercano para todo el mundo. Todos podemos hablar de los objetos, los conozcamos o no, podemos entender su materialidad, de dónde vienen y partir desde ese punto me pareció muy rico y sobre todo para el campo de las memorias y las artes visuales.

Es interesante pensar cómo desde las artes visuales, desde el arte conceptual y contemporáneo pueden relacionarse también con cuestiones de la historia que son muy complejas a veces de abordar. Por ejemplo el artista Lucas Di Pasquale trabajó sobre testimonios de sobrevivientes de la Conadep, tomó el testimonio, las memorias anuales de la ESMA (documentos que escribían los que daban instrucción dentro de la ESMA), tomó dibujos de láminas educativas y dibujos de los croquis de los sobrevivientes del Casino Oficiales y pudo plasmar allí todo un recorrido de lo que él observaba. Entonces digo, cómo el testimonio, ya sea el objeto croquis puede convertirse en un elemento de trabajo.


¿Cómo fue trabajar con las diferentes instituciones del predio?

Este trabajo lo hicimos con Guillermina Mongan, que es co -curadora de la muestra. Realizamos la investigación y fue un recorrido en el que primero pensamos qué estrategias de comunicación abordar con los artistas. El proceso de trabajo consistió en hacer el recorrido histórico del predio y la visita al ex Casino de Oficiales (hoy Museo Sitio de Memoria ESMA). Luego de eso, a cada artista se le entregó un objeto o dos para que elijan. El equipo de Artes Visuales del Centro Cultural Conti se vinculó con les artistas y les dieron todo un kit de formación para que pudieran trabajar. Se realizó un trabajo que va más allá de una producción general, es decir dentro de ese relevamiento de objetos, se les dio “kit de supervivencia”, que era como para entender en profundidad ese objeto, la historia del objeto pura y dura, lo que se sabía sobre eso, donde había estado, con qué materiales se podía relacionar, con qué bibliografía. Se vinculó a cada artista con un equipo de trabajo del predio de la ex ESMA, por ejemplo, Lucas Di Pascuale trabajó con el equipo de Investigaciones Históricas del Archivo Nacional de la Memoria, el artista Ariel Montagnoli se relacionó con Marcelo Castillo del Archivo Nacional de la Memoria y con Daniel Schiavi para trabajar sobre el campo de deportes. También Florencia Curci se vinculó con Daniel Schiavi para abordar todo sobre la Central de Operaciones y Comunicaciones de la ESMA. Por su parte, Mariana Sanguinetti, Rodrigo Noya e Inés Ulanovsky trabajaron con las conservadoras de sitios de memoria coordinadas por Lorena Battistiol de Abuelas de Plaza de Mayo. Nosotras desde la curaduría trabajamos mucho con el Museo Sitio de Memoria, con Mayki Gorosito, con las conservadoras y también con documentos que tenían que ver con el EAAF, con el campo de deportes y con todas las documentaciones que nos iban acercando tanto del Archivo como desde el Ente Público.

Cada cartel, los epígrafes que acompañan las obras están muy pensados, allí se consignó el nombre del artista, la obra, y luego se menciona una breve historia del objeto y de quién es el acervo. Es una muestra que abre y que cruza campos con una investigación que se está haciendo hace muchos años y que se va construyendo porque estos procesos de memoria, de verdad y de justicia no están finalizados ya que todo el tiempo se está descubriendo algo nuevo, siempre hay algo que relevar. Entonces es como ese archivo vivo y que se está desarrollando. Con Guillermina nos pareció muy importante rescatar lo arquitectónico por eso quiero mencionar la obra de a77, un equipo de arquitectos de FADU que trabajaron sobre la garita que correspondía a la arquitectura metabolista japonesa, era la garita de vigilancia que pertenecía a los módulos de alojamiento del predio que se tiraron abajo entre 2013 y 2014, la garita que era de fibra de vidrio fue lo único que sobrevivió de ese pabellón. Los arquitectos tomaron esa garita y la convirtieron en un faro metabolista, único ejemplo de arquitectura metabolista en Latinoamérica. Hay muchas obras que dialogan con etapas e historias muy distintas del predio.En esa línea, quiero resaltar el trabajo de Jorgelina Monga y Manuela Piqué que despliegan todos unos calcos de hierro que arman de la arquitectura más emblemática de este predio, de una línea del Cuatro Columnas, otra de los ladrillos que están tapiando el paredón donde estaban los autos operativos del que iban al Casino Oficiales y de la boca de la garita. Esa obra se puede ver en la sala, en donde están los elementos colgados alrededor de un video performance de manera instalativa. Esta muestra pone en contacto a los artistas con diferentes equipos de investigación y los visibiliza. No sólo visibiliza el nombre de una institución sino que muestra el laburo de muchas personas que están detrás de una investigación o de un trabajo de campo o de un trabajo histórico.

¿Cuál es la importancia de recuperar a través del arte esos objetos del pasado y traerlos al presente y exponerlos en la ex ESMA?

La muestra explora una metodología que vincula a distintos equipos de investigación dentro del espacio en el que trabajamos haciendo énfasis en el sitio específico. La propia arquitectura del Conti tiene su epígrafe y su propia señalización. Se señala todo, desde la sala hasta los adoquines de madera que la componen. Por ejemplo, el artista Juan Pablo Rosset toma esos adoquines de madera para hacer su obra. La muestra tiene. Desde el inicio, un relato que es histórico y geográfico que nos permite ubicarnos. Empieza con la teja, la reja, los adoquines, toda la arquitectura, la garita y eso permite dialogar de muchos de temas. Como dice Pilar Calveiro, “la idea de ocultar mostrando”, la reja habla de ocultar mostrando, de esta doble función de la ESMA de lo que es el límite entre el barrio, la calle, la ciudadanía y lo que era el centro clandestino, dejar a la luz algo y desde ahí se disemina el terror. En ese sentido, a partir de los objetos que están exhibidos podemos recuperar parte de la historia del lugar. Cada espacio va desplegando información, es una muestra muy rica, es algo que no se hizo y que tiene una mirada bastante confidencial. Es una muestra original que nos permite contar nuestra historia sin recurrir a cosas de afuera todo el tiempo. La muestra empieza con un texto curatorial que dice “Cada uno viene con algo que sabe o no acerca de este espacio” porque partimos de que todos ya tienen un saber preconcebido sobre el lugar, aunque no sepan que fue un centro clandestino o que hubo una dictadura, si observás su arquitectura te das cuenta que los edificios no son los mismos que se ven en el resto de la ciudad.


¿Qué nuevos sentidos de memoria aporta este tipo de instalaciones?

Está muestra brinda un espacio de contemplación, de silencio, de pensamiento que no se ve en la vorágine de cómo venimos comunicándonos hoy. El sentido que despliega es cómo observar lo mínimo y hacer una profundización sobre eso. Pensar cómo seguir investigando, indagando sobre una pequeña cosa, sobre una pregunta que te puede llevar toda la vida desarrollarla y tener una concentración y un enfoque para hacer eso. Esta muestra despliega eso. Por eso digo, es una metodología y a la vez es la búsqueda del sentido de las cosas. En relación a lo que aporta hacia los estudios de memoria con el arte yo creo que eso todavía no está dicho, que se va a ir diciendo. El arte brinda muchas herramientas a nivel discursivo y simbólico y abre nuevos sentidos, es una manera de comunicar distinta. Es un acercamiento para muchas personas y para muchos mundos que tienen que ver con circuitos del arte contemporáneo que son más elitistas y donde entran temas vinculados con el poder y meterte ahí es muy importante. La postulación del Sitio de Memoria ESMA para integrar la Lista de Patrimonio Mundial de Unesco nos inspiró para presentar esta muestra porque esa es la idea pensar proyectos que estén a la altura de lo que implica este lugar, un espacio muy importante para toda la sociedad.

¿Qué sensaciones provocan en el visitante?

La posibilidad de ver las cosas desde otros lugares, de preguntarse por los objetos que tenemos a mano: ¿Cómo fue hecho? ¿Qué materialidades tiene? ¿Cómo lo uso? ¿Qué explotaciones hay detrás? ¿Qué circuitos de poder hay detrás de ese objeto? ¿Qué proyectamos en eso? En ese sentido esta muestra es muy marxista, de hecho en nuestra bibliografía está Gilbert Simondon quien trabaja sobre los objetos, después está Sara Ahmed que habla de la utilidad y de los usos de las cosas. La explotación y la utilización de cada cosa tiene que ver con lo que proyectamos como humanidad entera y en esta muestra eso se despliega bastante. A través de las objetualidades se despiertan muchas posibilidades y poder abrir diferentes interrogantes en el visitante y la visitante, es muy hermoso.

Podés acceder a la muestra de forma virtual: http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2023/03/uso-y-funcion.php

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