Creció en el barrio de Boedo, junto con sus padres y su abuelo. Le gustaba pintar y practicaba distintos deportes. En su colegio fue distinguida con el cuadro de honor. Disfrutaba del cine de Bergman, los libros de Benedetti, el rock nacional y el folclore. Con sus amigas iban a los bailes que se organizaban en “Hebraica”.
Al comenzar la carrera de Medicina en la UBA, militó fugazmente en el PRT. Luego ingresó a la Columna Oeste de Montoneros, donde participó del Área Logística y del Área Sanidad, formando parte de un dispensario en Morón. Por cuestiones de seguridad vinculadas a su actividad política, tuvo que dejar la Universidad cuando le faltaba poco para recibirse. Sus compañeros la llamaban “Mariana”.
En Montoneros conoció a José Manuel Pérez Rojo. El 28 de junio de 1977 tuvieron a su primera hija, Mariana Eva. La disgregación en las organizaciones, provocada por la represión y los secuestros, los hizo alejarse de la militancia. Vivieron 16 meses trabajando en una librería que habían abierto en Martínez, disfrutando del primer año de la beba.
El 6 de octubre de 1978 José fue secuestrado en su comercio y Patricia, junto a Mariana, en su domicilio. La pequeña fue entregada a su familia paterna y la pareja fue llevada a la RIBA (Regional de Inteligencia de Buenos Aires), dependiente de la Fuerza Aérea. Él tenía 25 años, ella 26 y estaba embarazada de 8 meses. El 15 de noviembre dio a luz a un varón en el CCD ESMA. Lo llamó Rodolfo Fernando, nombre que habían elegido con José. El bebé fue apropiado y nada más se supo de sus padres.
Después de 21 años de búsqueda, Abuelas de Plaza de Mayo recibió una denuncia anónima que permitió encontrarlo. El joven fue visitado por su hermana y decidió realizarse los análisis de ADN que confirmaron que era el hijo de Patricia y José.