María del Carmen nació en la provincia de Mendoza, era la menor de tres hermanas. Desde chica todos la conocían como “Pichona”.
Practicaba natación, básquet y vóley en el Club Talleres de Mendoza. Sus compañeros la recuerdan como una persona tranquila, callada, pero “que se animaba a las cosas”. Era idealista, trabajadora, y si se ponía una meta la conseguía “a como dé lugar”. Tenía mucha paciencia hasta con sus adversarios políticos, a quienes trataba “socarronamente pero con buena onda”. Era muy alegre y le encantaban los niños, a quienes dedicó sus primeras acciones vinculadas a la militancia.
En su adolescencia participó de un voluntariado cristiano, de la agrupación JP 17 de noviembre –que integraba la Juventud Peronista– y luego se incorporó a Montoneros. Trabajó con el Padre Macuca Llores en el barrio San Martín, en comedores, guarderías y en la cooperativa de vivienda que el cura había impulsado. Comenzó a estudiar la carrera de Bioquímica, donde a través del Centro de Estudiantes juntaban muestras gratis de remedios que luego repartían en la “farmacia popular” que habían formado en el barrio San Martín.
En abril de 1975, a partir de un allanamiento a su casa, María del Carmen pasó a la clandestinidad y se mudó a la capital de San Juan. Allí conoció a Carlos Poblete, un alto jefe de la organización Montoneros, con quien se casó.
La pareja habría sido secuestrada en Córdoba entre abril y mayo de 1977. Fueron llevados al Centro Clandestino de Detención “La Perla”. Él tenía 32 años, ella 22 y un embarazo de siete u ocho meses. María del Carmen fue llevada a parir al CCD ESMA, donde dio a luz una beba a fines de junio de 1977, con la que pudo compartir tres días. La familia permanece desaparecida, su hija es aún buscada incansablemente por Abuelas de Plaza de Mayo.