El “Loro”, como lo llamaban sus compañeros, pasó la infancia con sus padres y su hermana menor en el barrio de Agronomía, en una casa que la familia logró comprar con mucho esfuerzo. En esos años participaba de los bailes y fiestas de carnaval que se organizaban entre vecinos.
En la casa familiar nicoleña siempre se discutieron temas de política y cultura general. Los dos abuelos fueron una gran influencia en su vida. Con “Pipo”, su abuelo paterno, compartía la profesión: ambos se destacaron como abogados especializados en Derecho Internacional Público. Daniel representó a presos políticos y denunció las malas condiciones de las cárceles y las violaciones a los derechos humanos en la Argentina. Como profesor, dejó recuerdos imborrables en muchos alumnos.
Terminó sus estudios secundarios en el Liceo Militar y empezó la carrera de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. En ese ámbito se acercó a nuevas ideas políticas y fortaleció su compromiso social. Trabajó en la fábrica de chocolates Águila Saint y, cuando fue despedido, donó toda su indemnización para ayudar a personas de La Cava, barrio en el que militaba.
En Beccar participó de la apertura de la Unidad Básica “Ramón Césaris”, donde se coordinaba el trabajo político de varias organizaciones peronistas de la zona. También militaba en Tigre, vinculado a los astilleros. Formó parte de la organización Montoneros y llegó a estar a cargo del Área de Logística a nivel nacional.
Hugo Luis fue secuestrado en el barrio de Boedo el 20 de octubre de 1976, fecha en la que se produjeron secuestros masivos, conocida como el día de las “citas nacionales”. Fue visto en el CCDTyE que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada. Tenía 31 años. Al día de hoy, permanece desaparecido.