Nació el 2 de julio de 1954 en Castelar, Provincia de Buenos Aires, y luego se mudó a Capital Federal. Desde muy chico leía “cuanto caía en sus manos” y con el paso de los años creció en él un particular interés por la política, la filosofía y el derecho. Estudió Abogacía en la UBA y asumió un fuerte compromiso militante en la JUP y Montoneros.
Disfrutaba del deporte, en especial del tenis y el rugby, que empezó a practicar desde la adolescencia, primero en el Club GEBA y más tarde en el Club San Martín. También adoraba los juegos de mesa como el TEG y el ajedrez.
Locuaz y hablador, su compañera recuerda que “siempre se le ocurrían temas para intercambiar y debatir; era muy bueno argumentando”. Los que lo conocían se encariñaban fácilmente con él, por su carácter simpático y su humor agudo y perspicaz. A lo largo de su vida creó profundos lazos de amistad y formó una familia con Isabel, con quien tuvo a su hijo Norberto. No pudo verlo crecer, pero sí llegó a soñar como sería.