Era la primera de una familia de siete hermanos que vivía en el barrio de Floresta. Adriana fue una alumna destacada del Colegio Nacional Buenos Aires, donde conoció a quien fue su marido, Jorge Donato Calvo. Además de su temprano interés por la política, escribía y hacía cerámica. Una de sus hermanas, Mercedes, la recuerda como la primera “que agarró la llave de la casa e hizo una copia” sin pedirle permiso a sus padres, y la “primera que llegó tarde sin avisar”. Su familia cuenta que tenía un carácter fuerte y reservado. Era una mujer seria, voluntariosa y responsable, comprometida con todo lo que hacía. Ingresó en la carrera de Antropología de la Universidad de Buenos Aires y fue empleada en Obras Sanitarias de la Nación, donde comenzó a militar junto con su compañero en la Zona Norte, dentro de la Organización Montoneros. Hacía un trabajo de alfabetización en el barrio La Cava de San Isidro, Provincia de Buenos Aires.