Elizabeth Patricia Marcuzzo

Audaz, linda y fantasiosa, Paty –como la llamaba su familia- vivió su infancia alternando su estadía    con sus abuelos y con sus padres y tres hermanas en General Pacheco.  Posteriormente su mudó junto a su familia a Mar del Plata. Estudió Ciencias de la Educación. Sentía que a través del conocimiento se logra la libertad.

“Idealista, ocurrente, charlatana y prolija”, así la recuerda su familia. Le gustaba tejer y regalar lo que tejía, ir al cine, leer a Benedetti y a Juana de Ibarbourou y escuchar a Serrat, Vivencia y Charly García. Solía rodearse de amigos. Tuvo diferentes trabajos, uno de ellos en la fábrica Havanna junto a su amiga Graciela, que recuerda “lo torpe” que eran ambas en el trabajo manual de línea de producción y cómo les costaba pegar las tapas de los alfajores.

Cristina –como la conocieron sus compañeros- comenzó a militar en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) integrada a Montoneros, en la Universidad de Mar del Plata. En aquel tiempo, se movilizaban los fines de semana hacia las villas para ayudar y concientizar a la gente respecto a los derechos y valores sociales. Bajo los mismos ideales conoció a Walter Rosenfeld y comenzaron a transitar juntos la política y el amor con pasión. Soñaban con armar una familia y lograr un mundo mejor y más justo.

Ambos fueron secuestrados el 19 de octubre de 1977 y llevados al CCD de la Base Naval de Buzos Tácticos de Mar del Plata. Patricia estaba embarazada de 3 meses y fue llevada a dar a luz al CCDTyE ESMA en donde nació su hijo Sebastián, el 15 de abril de 1978. Walter también fue visto en el CCDTyE La Cacha. Tenían 21 años. Ambos continúan desaparecidos.

El niño fue entregado a su abuela materna pocos días después de nacer. La familia paterna desconociendo este hecho,  lo buscó durante cinco años hasta que fue encontrado por Abuelas de Plaza de Mayo. Sebastián continuó viviendo con su abuela materna pero en contacto permanente con su familia paterna.

Este es un proyecto realizado en conjunto