A 40 años de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a la Argentina, conversamos con Graciela Lois, quien junto con otros integrantes de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas tuvo un activismo intenso en la preparación de las condiciones para la visita de la Comisión.
Graciela comenzó su lucha ante el secuestro de su compañero, Ricardo Lois, detenido-desaparecido en la ESMA. Actualmente, conforma el Directorio de organismos de derechos humanos del Espacio Memoria.
La CIDH llegó a la Argentina entre el 6 y el 20 de septiembre como consecuencia de las denuncias de familiares, sobrevivientes y organismos de derechos humanos sobre la desaparición de sus hijxs, hermanxs, parejas, padres, madres, compañerxs. Recorrió cárceles y otros lugares de detención del país, se reunió con representantes de organizaciones sociales, políticas, de derechos humanos, sindicales, comerciales, religiosas, empresariales y con las cabezas de la dictadura. Durante días, los denunciantes hicieron largas filas para presentar información sobre las víctimas desaparecidas. En la Ciudad de Buenos Aires, la Comisión recibió a familiares con denuncias desde el viernes 7 hasta el sábado 15 de septiembre, en una oficina de Avenida de Mayo 760. En Córdoba, del 10 al 14, en el Hotel Crillón, y en Tucumán el 14 y 15 de ese mes, en el Hotel Versalles. El número total de denuncias fue de 5.580, según informó la CIDH.
“Cuando nos constituimos como Familiares –y pasó lo mismo con todos los denunciantes- teníamos muy poca experiencia sobre a dónde recurrir por el tema de las denuncias, salvo con los temas muy locales. Después, a raíz de la intervención de Emilio Mignone, quien estaba en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) en ese momento, y sus conocimientos, porque viajaba a Estados Unidos, empezó la primera gestión para interesar a la Organización de Estados Americanos (OEA). Él reúne a los organismos y nos dice que era muy importante empezar a presentar solicitudes a la CIDH mandando los testimonios para que empiece a acumular casos y empiece a darse cuenta de lo que pasaba en la Argentina”, recuerda Graciela Lois.
Lo que hicieron desde Familiares fue generar un protocolo para formalizar esas denuncias: “Teníamos un instructivo, la dirección en Nueva York, y así fue como empezamos. Los lunes nos reuníamos como comisión directiva de Familiares. Los martes teníamos nuestra reunión informativa y así empezamos esta campaña de decirles a los familiares que escribieran porque, a vuelta de correo y esperando, llegaba un número de caso: 2747, creo que era el mío”, cuenta Lois.
La difusión fue de boca en boca. “Mientras tanto, con Emilio, Augusto Conte, y demás, los organismos fuimos a la embajada de Estados Unidos. Vimos al secretario político de la embajada, Tex Harris. En esa reunión convinimos en que los organismos trataríamos de usar a la embajada para mandar información a través de las valijas diplomáticas para hacerla llegar a la CIDH, cosa que hicimos”, agrega Graciela sobre los pasos previos a la llegada de la Comisión a la Argentina.
Ya en septiembre de 1979, y con la Comisión en Buenos Aires, lograron entrevistarse con los comisionados: “Fuimos a la mañana, sobre Avenida de Mayo. El tránsito estaba cortado, había muchos fotógrafos y periodistas, que no eran fotógrafos ni periodistas, y sacaban muchas fotos. Estábamos esperando para entrar, porque teníamos audiencia”, recuerda. Y agrega: “Veníamos con las carpetitas, porque habíamos hecho el informe de más de 1.000 casos”.
Allanamiento a los organismos de derechos humanos
Previamente a la llegada de la Comisión, los dictadores intentaron debilitar esas presentaciones y realizaron allanamientos a varios organismos. Graciela recuerda el caso propio, y el trabajo de reconstrucción para recuperar la información. “Cuando hacen el allanamiento, se llevan todos los testimonios que teníamos en el fichero. Se llevaron todo. Tuvimos que empezar a escribir a cuatro manos a la gente que por favor viniera y trajera los testimonios. Se perdieron algunos que no llegamos, pero tuvimos que reconstruir todo eso rápidamente antes de que llegara la CIDH”.
Luego de su permanencia en la Argentina, la CIDH elaboró un informe que fue publicado en 1980, bajo el título: “Informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina”. En el capítulo XI figura que “en los meses de julio y agosto de 1979 se produjeron en Argentina incautaciones de material y allanamientos de los locales de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (donde comenzó a reunirse Familiares) y del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Se trata de actuaciones que violan garantías constitucionales referentes a la propiedad, a la libertad de expresión, y a la inviolabilidad de domicilio y documentos privados y que son tanto más sensibles por cuanto afectan al funcionamiento de entidades dedicadas a promover la observancia y el respeto de los derechos humanos en Argentina”.
Inspecciones
Lois recuerda que en el momento de presentarse ante la CIDH se encontraron con algunos de sus miembros y no todos porque un grupo había salido por la puerta trasera a realizar una inspección: “Hacían visitas rápidas y secretas. Iban sin avisar”, cuenta en referencia a las recorridas de los comisionados en los lugares denunciados como cárceles, comisarías y centros clandestinos de detención, tortura y exterminio. “Creo que eso fue en parte el éxito del informe: que no se dejaron manejar oficialmente”, afirma.
ESMA
Cuando se le pide reflexionar sobre la expectativa que había sobre aquella visita emblemática y los resultados, señala: “Yo creo que debe haber sido el acto de reflejo de nuestras acciones. Se postergó tantas veces la visita de la CIDH, que había un momento en el que pensamos ´bueno, pasa otro año que no vienen´. Además, hay gente que venía insistiendo con esto desde mucho antes. Nosotros entramos en el 78 con la participación de Emilio Mignone. Yo creo que la mayor parte de la gente lo tomó como una acción más, como una acción donde había que redoblar muchos esfuerzos, pero no creo que hayamos tomado real dimensión de lo que significó el haber presionado tanto para que estuvieran. Sabíamos que era importantísima. Lo que queríamos era que supiesen que lo que contábamos era real”, sostiene Graciela Lois.
40 años
La CIDH se reunirá con organismos de derechos humanos en la ex ESMA, a 40 años de aquella permanencia en el país. En ese marco, se realizarán actividades especiales en el Museo Sitio de Memoria de la ESMA y se señalizará la Quinta «El Silencio», un anexo del centro clandestino de la Marina, que funcionó durante la visita de la Comisión en 1979 para ocultar a las víctimas detenidas-desaparecidas ante una inspección.