No es perverso ser homosexual, lo perverso es el contexto
De Rosa von Praunheim
Un joven de provincia deja atrás su inocencia cuando se muda a Berlín y se zambulle en la escena gay de principios de los 70. Realizada en colaboración con el sexólogo Martin Dannecker, se convirtió en el detonador del movimiento homosexual en la –entonces– RFA. No es en sí una denuncia contra la sociedad mayoritaria, sino más bien contra el homosexual adaptado que aspira a la “aceptación”. La película, de claro tinte político, concluye con la legendaria arenga: “¡Salgamos de los baños, entremos a las calles!”. Las funciones públicas tendrán posteriormente como consecuencia el desarrollo de grupos de acción política en todo el país.