20 Años
del Espacio Memoria y DDHH ex ESMA
El 24 de marzo de 2004 marca el nacimiento de un proceso de construcción de memoria colectiva, abierto a la comunidad y de cara al futuro.
20 Años del Espacio Memoria y DDHH ex ESMA
El 24 de marzo de 2004 marca el nacimiento de un proceso de construcción de memoria colectiva, abierto a la comunidad y de cara al futuro.
El 24 de marzo de 2004, por decisión del expresidente Néstor Kirchner y el entonces jefe de gobierno porteño Aníbal Ibarra se decidió destinar el predio donde funcionó uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y exterminio de la Argentina a la creación de un lugar de preservación de la memoria colectiva del pasado reciente de la Argentina, orientado a propiciar reparación simbólica a las víctimas de las violencias de Estado de las que la metodología de desaparición forzada fue central, para funcionar como garantía de no repetición de los crímenes aberrantes cometidos en la Argentina por el Terrorismo de estado de la última Dictadura Cívico- militar y de la impunidad de sus responsables.
Son los veinte años del ingreso de las y los sobrevivientes del ex Centro Clandestino, de los organismos de derechos humanos, familiares, amigxs y compañerxs de militancia de las personas detenidas desaparecidas en la ESMA, y de la sociedad en su conjunto, a un predio que originalmente había sido otorgado para fines educativos a la Armada argentina (1928) y que, tras ser puesto al servicio del plan de exterminio de la dictadura, a partir del 24 de marzo de 2004 fue restituido para el funcionamiento de actividades democráticas, abiertas, participativas y respetuosas de los DDHH.
Fotos: 1.ARGRA / 2. Marcos Abandia, ARGRA / 3. Damian Dopacio, ARGRA. / 4. Juan Vargas, ARGRA. / 5. Damian Dopacio, ARGRA.
Son los veinte años del día en que, por iniciativa del entonces presidente de la Nación, el Estado argentino pidió perdón “por haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”. Son veinte años de la orden de Néstor Kirchner de bajar los cuadros de los genocidas Jorge Videla y Reinaldo Bignone de las galerías del Colegio Militar.
Sobran las razones para la conmemoración en un Espacio que, a lo largo de dos décadas, es recorrido anualmente por un promedio de 450 mil personas. Donde se transmitió y se transmite memoria colectiva a todas las generaciones a través de visitas guiadas, actividades culturales, educativas, artísticas, debates, capacitaciones, eventos masivos, festivales y ferias.
Hace diez años decíamos con las Madres de Plaza de Mayo: “Donde hubo muerte hay vida”. Una década después podemos ratificarlo y agregar: “Donde hay memoria, hay futuro”